sábado, 13 de junio de 2015

Made in China: Un futuro incierto

Mujer recogiendo muestra de agua contaminada vertida en una cañería al río Juan, en la provincia de Luoyang, China. El río esta de color rojo porque se contaminó con desechos de una fábrica de teñidos textiles, que fueron volcados al desagüe de tormenta de la ciudad durante el año 2011.

Desde la década de los noventa, la economía China ha crecido de forma vertiginosa, transformándose en la principal fábrica del mundo, liderando el mercado en exportaciones textiles. Sin embargo, durante este alce en la economía tuvo un costo en la calidad de vida de millones y en el daño profundo que sufrió el medio ambiente, sobretodo la calidad del aire y el agua.
Aproximadamente, el 70% de los ríos y lagos en China esta contaminado, así como el 90% del agua subterránea. En consecuencia, 320 millones de personas no tienen acceso al agua potable.
La industria textil-indumentaria es una de las mayores generadoras de desechos en las vías fluviales. Uno de los mayores peligros son los tóxicos que se vierten en los ríos durante y después del proceso de producción. Estos incluyen componentes tóxicos provenientes de los teñidos de las telas. Como vemos en la imagen de arriba, los ríos quedan coloridos con los tonos en que se tiñen las prendas. Entre los contaminantes encontrados hay metales pesados incluyendo: cadmio, cromo, mercurio, plomo y cobre.
Las fábricas proveen medios de vida para miles de millones de trabajadores, muchos que huyen de situaciones de pobreza para instalarse en las grandes ciudades industriales. Sin embargo, el estilo de vida que brinda esta industria esta lejos de ser el ideal. No sólo los salarios son bajos, y los derechos laborales magros, sino que la contaminación tanto dentro de las plantas como afuera ha causado grandes riesgos para la población general. En China el 75% de las enfermedades provienen del agua contaminada. También se ha producido una elevación importante en el riesgo de cáncer en determinadas poblaciones que viven cerca de áreas especialmente tóxicas. 

Trabajador chino de una fábrica de jeans. Fuente: Greenpeace.org.
Durante los últimos años, la acción del gobierno chino para controlar a las fábricas y los desechos que producían fue ineficiente. Si bien se multaba a aquellos establecimientos que violaban las leyes ambientales vigentes, estas multas eran insignificativas en comparación con lasa ganancias obtenidas por las empresas. Los costos de la fabricas por realizar controles ambientales, y la presión de mantenerlos bajos por las empresas que los contrataban para producir, también jugaron un papel importante en la negligencia que se fue generando, y la incapacidad de frenar el problema.
Como ya hemos discutido, estos costos bajos se exigen cada vez más a medida que crece la industria de la moda rápida o fast fashion. Esta industria implica la producción de prendas de última moda, a precios muy económicos, y en general, de poca calidad y duración en el tiempo. Esta modalidad se mantiene gracias a la voracidad de los consumidores que la consume, los medios de comunicación que las promueven, y las marcas que generaron su producción en países del tercer mundo donde el costo de la mano de obra es barata y existen menos regulaciones laborales y ambientales.


Desfile de moda en la en Nanjing, provinica de Jiangsu. Las modelos y la audiencia usa tapabocas para protegerse del smog
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BUSCANDO UN CAMBIO

A medida que se fue tomando conciencia de la gravedad de la situación, y su insosteniblidad en el tiempo. el gobierno chino fue generando medidas más fuertes para atacar el problema. En abril del presente año se aprobó en el Consejo de Estado, el Plan de Acción para la Prevención y el Control del agua. Esta nueva legislación prevé mejorar la calidad del agua potable de los sietes principales ríos del país, con una serie de objetivos cercanos para el 2020, y unos parámetros más estrictos para el 2030. El programa advierte severas medidas en contra de establecimientos ilegales de fábricas de estampado, teñidos, fábricas de papel, metales, petroquímicos, y electrodomésticos, las cuales serían cerradas para el 2016.
Así también se busca limitar el consumo de agua en la fabricación de la industria textil, así como mayores controles. Estas medidas impactaran de manera drástica a las pequeñas y medianas empresas que no puedan realizar dichos cambios en su forma de producción. En este sentido, se estipula que varias de estas compañías cerraran, mientras otros líderes del sector piensan que será imposible monitorear la gran cantidad de establecimientos que se encuentran en el territorio.
Por otro lado, también a mejorado la situación de la mano de obra China. Hay ciertas mejorías en los salarios y condiciones en general, si bien distan de ser ideales. No obstante, a medida que se encarecen los costos de producción las empresas más contaminantes se mudan hacía otros países como Bangladesh, Pakistán o Vietnam, donde las regulaciones son más escasas.


Solo el tiempo dirá si estas soluciones mejoraran la situación crítica que se ven en el país asiático. Se vislumbra un cambio de paradigma del gobierno en torno a una mayor conciencia de los problemas ambientales y de la salud de la población, donde antes solo había un interés general por el aumento del producto bruto interno. 
Todas estas imágenes y noticias deberían ayudarnos a cada vez estar más firmes en exigir una moda responsable, en nuestro país e internacionalmente.  De ahí lo importante se seguir informándose y buscar estrategias para aportar nuestro granito de arena a la situación.


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